El mundo de hoy es muy interesante con respecto a lo que encontramos que hace que un ser humano tenga éxito. Juzgamos nuestro éxito por las posesiones materiales, lo cual es comprensible en un mundo basado en la física newtoniana que dice que "la materia es primaria". Y medimos el éxito que tenemos por la cantidad de juguetes que terminamos teniendo, la cantidad que poseemos; esto nos da nuestro estatus en una jerarquía. Bueno, el problema con esto es que no es realmente de donde vienen la salud y la felicidad. La salud y la felicidad provienen de la armonía dentro del cuerpo. Entonces, podría preguntarse, ¿qué representaría eso? Y digo amor. Dices, bueno, esa es una bonita palabra emocional y todo eso. Pero, en realidad, el amor se vuelve fisiológico. La sensación de amor libera todas las sustancias químicas que contribuyen al crecimiento, mantenimiento y salud del cuerpo. Entonces, la cuestión de estar enamorados nos mantiene en un entorno químico que respalda nuestra vitalidad y nuestro crecimiento. El amor se convierte en bioquímica. Y la bioquímica del amor es la química que más promueve la salud y el crecimiento que puede tener.
Hay dos formas de transmitir amor a un niño, ambas ocurriendo al mismo tiempo, física y energética. El amor físico implica tocar y abrazar, que es la seguridad física para un niño de que está a salvo y será atendido y que no hay necesidad de temer al mundo. Pero el amor también es una energía, una armonía. Cuando alguien está enamorado, puedes estar cerca de él y sentir una energía que es bastante diferente a la energía de alguien que vive con miedo. Y así, el niño no solo capta la expresión táctil física del amor, sino que capta la energía. Es como una hermosa música armónica, comparada con el miedo, que es más discordante, más severo y llamativo. Un niño está leyendo el amor en dos niveles, el físico y el energético emocional. Y los padres realmente deberían alimentar a ambos porque este es el amor que hace una biología saludable.